La película venezolana “Azul y no tan rosa” resultó la gran ganadora de la noche al llevarse el premio Goya como “Mejor Película Iberoamericana”, siendo este el primer galardón que se lleva un filme criollo en tan prestigioso evento.
Su director Miguel Ferrari, con una emoción indescriptible, recibió el premio y en su discurso de aceptación no dudo en enaltecer las producciones venezolanas.
“Tenemos a Paco en nuestras manos ¡Este es el primer Goya para Venezuela!”, gritó emocionado Ferrari, tras recoger el galardón, acompañado de gran parte del equipo de su película.
“En Venezuela, desde el 7 de enero, cuando se anunciaron las nominaciones, esto se está viviendo como si fuera la final de un mundial de fútbol”, agregó Ferrari entre la risa del público.
El director dijo que hacer una película sobre un tema tan sensible como la homosexualidad había sido un sueño hecho realidad. “Gracias a los valientes que se atrevieron a interpretar esta película y a poner voz y corazón a unas personas que no se interpretan por prejuicios”.
“¡Viva el cine español!, las dificultades se superan. ¡Viva Venezuela!”, dijo al borde de las lágrimas.
“Azul y no tan rosa” gira en torno a la relación de un padre y un hijo que se reencuentran y necesitan solucionar sus diferencias; es, según su director y guionista, “una historia sobre el amor, la amistad, la familia en su sentido más amplio y sobre todo lo que se considera diferente”.
El venezolano Guillermo García es Diego, un fotógrafo de moda homosexual que tiene un hijo, Armando, nacido durante su época del instituto, cuya madre, que vive en España, le envía una temporada a Caracas; al mismo tiempo que el chico llega a su vida, su pareja, un ginecólogo, sufre una tremenda agresión que le deja en coma.
La cinta es también una denuncia contra la homofobia, la intolerancia y también contra el sistema -en la cinta aparecen también las trabas policiales y judiciales-, sustentada por unos sólidos personajes.
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